Con la
pobreza inundando el corazón de muchos hogares, el pesimismo se ha hecho dueño del destino de
una gran parte de la sociedad que vaga ya perdida y sin esperanza por las
calles frías e inertes de este país de derrotados. Los últimos datos de la EPA lo confirman y corroboran,
la falacia de la recuperación es solo para economías boyantes y bolsillos
llenos. El ciudadano de a pie está condenado a
conformarse con subsidios, la
paga de los abuelos o en el mejor de los casos subsistir con un algún minijob que le dé para maltirar malamente un tiempo hasta que
vuelva a la rutina de la indigencia.
Con la
pérdida de población a la que asistimos rendidos e impasibles y que ya está
teniendo consecuencias, en el que unos pocos empresarios amiguetes del barbas
viven a base de esquilmar al resto que se esfuerza en escapar de esta quema, obligándose sin remedio a un
exilio forzado, quedando un país completamente desolado medio en ruinas, en el
que la reforma laboral y la ley Wert proporcionan la suficiente mano de obra
barata, casi esclava que estas élites necesitan.
Mientras
tanto en el gobierno se respira optimismo, quizás un optimismo irreal,
desvergonzado, casi grosero, debido a que estamos en año de elecciones y
conviene destacar las inexistentes proezas económicas de un gobierno perdido que
se cree sus propias tonterías.
Los datos
que vienen de Europa lo confirman. Habrá recuperación económica pero sin
creación de empleo ¿Qué es eso? ¿Cómo
puede haber progreso sin creación de puestos de trabajo? ¿Es acaso posible?
Para mí que no entiendo nada de economía me da a entender que para los
empresarios ricachones habrá de nuevo beneficios, que se les llenarán los
bolsillos a espuertas y engordarán otra vez sus cuentas en Suiza pero para la gente normal, esa inmensa
mayoría entre los que me incluyo, seguiremos subsistiendo como podamos
arrastrándonos penosamente a merced del día a día y de las migajas que caigan
de la mesa del rico.
Recuerdo de
pequeño cuando estudiaba la revolución francesa en el colegio, cuando el pueblo
harto de injusticias y masacrado por el hambre de ver como morían sus hijos mientras la nobleza embriagada
de lujos y fiestas cebaban sus barrigotas a base de impuestos al populacho, de engañarles a base de pan con gusanos y de
supuestos progresos, hasta que éste un día saturado de tantas miserias dijo
¡Basta!
Quizá
tengan que empeorar todavía mucho más las cosas para que ésta sociedad
reaccione, quizá tengamos que ver morir de hambre a nuestros hijos para que se
nos encienda la llama de la dignidad. Creo sinceramente que algo se está
cociendo muy en el interior de cada persona que está viendo como todo su mundo,
su familia, sus amigos, sus conocidos, en fin todo el proyecto de vida que cada uno tiene, se nos
está arrebatando vil y miserablemente, quizás tengamos que contemplar todo eso
primero hasta que el fuego de la justicia ponga a cada uno en su sitio. Pero de
lo que no me cabe duda es que hasta que
ese día llegue tendremos que ver todavía muchas lágrimas y amarguras porque
visto lo visto y a pesar de todo los sufrimientos y puñaladas que llevamos en la
espalda el vaso de la paciencia y la resignación aún está por llenarse.