Hay un
episodio de la historia de este triste país que conviene rescatar del
traicionero olvido al que ha sido relegado
y no es más que la guerra de la independencia ante los franceses desde
1808 al 1814. Una guerra total de exterminio masivo al que fuimos sometidos ante
un invasor que no se detuvo ante nada ni ante nadie a la hora de ejecutar las
ambiciones de un Napoleón con sed de venganza de unos reyes borbones a los que
despreciaba con todas sus fuerzas y de un pueblo al que consideraba medio
tonto, analfabeto y fácilmente manipulable. Para ello secuestró a la familia
real y con la excusa de invadir Portugal penetró con el grueso de su ejército
en la península cuyas plazas fuertes fueron cayendo una a una a pesar del
famoso levantamiento en Madrid de 1808 que fue sofocado brutalmente por la
famosa caballería de mamelucos, coraceros y dragones que cargaron con toda su
furia contra un pueblo que no se resignaba a ser sometido.
Fue una
guerra de guerrillas y de asesinatos masivos, pueblos enteros arrasados y
borrados del mapa, familias enteras aniquiladas sin piedad, mujeres y niños
incluidos con una brutalidad indescriptible, patrimonio histórico expoliado,
robado y hecho añicos. Solo en el final de la guerra todo lo que no pudieron
llevarse en obras de arte de todo tipo fueron abandonadas a su suerte en la
frontera ante la imposibilidad de no poder llevarselo. No se comprende el porqué
de la inmensa brutalidad de las tropas francesas en todas sus formas, tanto
humanamente como culturalmente. Ninguna nación a las que combatió, ingleses,
austriacos o rusos sufrieron tanto daño y exterminio como lo sufrimos nosotros y sin embargo fuimos la primera
nación en derrotarle en campo de batalla abierto, General Castaños Bailén 1808,
esto jamás se tuvo en cuenta después por las potencias europeas vencedoras,
ninguna hasta ese momento había logrado vencerlo, solo nosotros y a pesar de
eso fuimos relegados al olvido, como siempre. Las punturas de Goya son
magnifica prueba de la crueldad con la que se ensañaron las tropas del
emperador, pinceladas para un episodio vergonzoso de la historia de esta
inmensa tragedia que a nadie importó una mierda años después y que sin embargo tiempo
antes se jactaban de las libertades que la revolución francesa había traído.
Los tristes y harapientos españoles con todas sus miserias y masacres sufridas
fueron apartados y olvidados en la sociedad de naciones que después se
constituyó.
Tienes razón, como bien dices antes teníamos sentimiento patriótico y honor, ahora precariedad en todos los niveles, tristeza, nada que perder y violencia para combatir un sistema que genera desigualdad y pobreza. Un saludo
ResponderEliminar