A medida
que pasan los meses nos damos cuenta que
cada vez estamos más hundidos en la
pobreza en todas sus formas,
moral, valores, falsedad, ruindad, hipocresía y que la degeneración total de la sociedad alcanza ya tal nivel que es
imposible siquiera imaginar en un mínimo de esperanza para este miserable mundo gangrenado de indiferencia. Lo podemos ver sin
ir más lejos en esta putrefacta clase política, fiel reflejo de esta
sociedad decadente, cada vez más ignorante, cada vez más indiferente, cada vez
más inculta, inmadura y mediocre
llegando a unos límites de vergüenza ajena difícilmente soportables. Pongamos
un ejemplo tonto: antes leíamos libros ahora
toqueteamos el móvil. Somos una sociedad viciada y emperrada en humillarse a sí
misma. La miseria moral que envuelve al hombre es tan repugnante que le hace
ser principal responsable de su propia autodestrucción y por consiguiente del
planeta en el que vive.
A nivel
mundial la economía, el beneficio e intereses de todo tipo, a costa de lo que sea sin importar nada ni
nadie es lo que está llevando a este planeta a la mierda. Una sociedad
mercantilizada cuyo único objetivo y
valor es el dinero y la buchaca de cada cual, de empresa o particular da
igual y
por este motivo es por lo que
no tenemos ninguna esperanza de un futuro
medianamente creíble encaminándonos con paso firme a la tragedia. Hemos sustituido todo lo bueno que teníamos
por un materialismo salvaje y violento,
triste ver cómo nos vamos al garete sin que nada pueda detenerlo y lo
peor de todo es que esto nos da igual, el mañana de nuestros hijos o de las
futuras generaciones nos la pela. Una vez más el que venga detrás que arree.
Y así nos
encaminamos dignamente dilapidando vilmente todos los recursos naturales en pos
del beneficio rápido y sin contemplaciones. El otro día sin ir más lejos me
enteraba que los desastres climáticos en EEUU y Centroamérica iban a ser este
año de tal magnitud que amenazan seriamente la vida de millones de
personas. Las avalanchas de inmigrantes
desde el sur empobrecido hacia el norte opulento se multiplicarán. Centenares
de personas se dejan y se dejarán la vida camino de Lampedusa sin que a nadie
le importe. Aunque pongan toda clase de obstáculos, alambradas o cuchillas o se
construyan muros en el mar nadie podrá impedir que el hambre y la desesperación
se abran paso ¿Se hace algo o se piensa
hacer alguna cosa para paliar mínimamente los desastres que se avecinan? Todos
los cataclismos que sobre nosotros se ciernen son únicamente consecuencia de las bajezas
podridas que es de lo que está hecha el
alma del hombre. Y así completamente robotizado y perdido de si mismo se encamina sin vergüenza ni moral por la cuesta
abajo que conduce al abismo irremediable de la mezquindad de una sociedad
indiferente que se niega a pensar o razonar reflejando que ha caído presa de la
degeneración de un sistema que propone la sinrazón, una vida disoluta y
centrada únicamente en satisfacer placeres mundanos. Contemplen la humanidad y
recreansé en ella pues es el resultado inevitable de nuestra tragedia.